Las fotografías son duras, directas, sin cortapisas. La guerra, el dolor y el odio se visualizan de forma clara en estas fotografías extraordinarias. Trabajar en zonas conflictivas no es fácil, todo lo contrario es complicado, peligroso y muy duro. Sin embargo, vendo estas fotografías parece sencillo e incluso atractivo. Si nos fijamos en el contenido de las imágenes la cruda realidad del día a día, nos salpica de forma brutal. La maldad del ser humano es capturada en estas fotografías para que todos podamos verla.
El entrono en el que se presenta la exposición es curioso. La Neomudéjar es un espacio con aspecto de venirse abajo. Curiosamente pega totalmente con el tema tratado. Desconozco si el lugar ha sido seleccionado a conciencia o no es más que una coincidencia pero ayuda a sumergirse en el mensaje de las fotografías y videos que se muestran. Hay un total de seis salas con imágenes de diferentes tamaños. La mayoría son series que es aconsejable ver en orden para comprender el suceso que muestra. Otras pueden verse de forma independiente porque, tal como reza el título de la exposición, es un día cualquiera en cualquier zona de conflicto.
Como fotógrafo me admira el trabajo de Manu Brabo. Como persona me avergüenzo de lo que muestran las fotografías.
Recomiendo la visita. Ojo, no es apta para menores ni personas sensibles.