Contenido del artículo
El Despacho del Olvido: Un Hombre Perdido en el Laberinto de la Memoria.
Capítulo 2: En busca de respuestas
Juan salió del despacho desconocido con determinación en sus ojos y el corazón lleno de interrogantes. La voz de la mujer en el teléfono aún resonaba en su mente, instándole a encontrar la verdad detrás de su amnesia y las manchas de sangre en sus manos. Ahora, su objetivo principal era contactar al Dr. Hernández, el psicólogo cuyo nombre había encontrado en su bolsillo.
Con el pulso acelerado, Juan recorrió las calles de Madrid en busca de la dirección del consultorio del Dr. Hernández. Cada paso era un recordatorio de su situación desconcertante y el peso de la incertidumbre. La ciudad parecía más sombría, como si los edificios y las calles conocieran el secreto que él había olvidado.
Finalmente, Juan encontró el consultorio del Dr. Hernández. Al entrar, fue recibido por una recepcionista amable que le indicó que esperara en la sala de espera. Los minutos se hicieron eternos mientras su mente divagaba entre posibles escenarios que podrían haber llevado a su estado actual.
Finalmente, la puerta del consultorio se abrió y el Dr. Hernández apareció. Era un hombre de edad madura, con una mirada penetrante y compasiva. Juan se levantó de inmediato y se acercó a él, con la esperanza de encontrar respuestas a sus preguntas atormentadoras.
«Dr. Hernández, necesito su ayuda», dijo Juan, luchando por controlar la ansiedad que lo invadía. «No sé quién soy, cómo llegué a ese despacho o por qué tenía las manos manchadas de sangre. Todo es un enigma para mí».
El psicólogo asintió comprensivamente y le indicó a Juan que tomara asiento. Con voz calmada, el Dr. Hernández comenzó a hacer preguntas sobre los fragmentos de recuerdos que Juan lograba recordar. Escuchó atentamente mientras Juan relataba los flashes confusos de la conferencia, las voces entrecortadas y los rostros desconocidos.
Después de un momento de reflexión, el Dr. Hernández habló con seriedad: «Juan, lo que estás experimentando podría ser un caso de amnesia disociativa. Es un mecanismo de defensa que la mente utiliza para bloquear eventos traumáticos o perturbadores».
Las palabras del Dr. Hernández resonaron en la mente de Juan. ¿Qué tipo de evento traumático podría haber ocurrido en aquella conferencia? ¿Y por qué estaba él involucrado? La inquietud crecía dentro de él, pero también la determinación por descubrir la verdad.
«Doctor, necesito saber lo que sucedió. Necesito recordar», dijo Juan con determinación en su voz.
El Dr. Hernández asintió, comprendiendo la urgencia de la situación. «Entiendo tu deseo, Juan, pero debemos proceder con cautela. La recuperación de la memoria puede ser un proceso complejo y emocionalmente desafiante. Sin embargo, estoy aquí para ayudarte en este camino».
Juan respiró profundamente, preparándose para enfrentar lo desconocido una vez más. Sabía que
el viaje por recuperar su identidad y desentrañar la verdad sería difícil, pero no podía dejar que el misterio lo consumiera. Estaba decidido a enfrentar los demonios que se escondían en las sombras de su pasado.
Con el Dr. Hernández a su lado, Juan dio el primer paso hacia la verdad. Juntos, se sumergieron en el enigma de su amnesia, explorando recuerdos fragmentados, pistas ocultas y la red de conspiración que los rodeaba.